miércoles, 27 de mayo de 2009

En la VI Feria del Libro de Chos Malal. Provincia del Neuquén




Como trabajamos con la palabra siempre éstas nos seducen, nos provocan y generan ansiedad por conocer su sentido y significado.
Alguna vez habíamos oído o leído la palabra trashumancia pero captamos su total sentido cuando llegamos al “pueblo” (como cariñosamente lo nombran sus habitantes) de Chos Malal en la provincia del Neuquén, donde participamos de la VI Feria del libro organizada por la Escuela 327.

La emoción comenzó cuando “la perorata” subió al avión en aeroparque. Uno de sus miembros –Pablo Conde- estaba en su vuelo bautismo, mientras que el otro integrante del grupo le daba ánimos, en su rol de “hombre viajado por el mundo entero” pero este ultimo, terminó siendo asistido por el pasajero novato durante las turbulencias.

Al llegar a la pintoresca estación de Chos Malal fuimos recibidos por Nilda, vicedirectora de sonrisa amplia que nos vino a rescatar en medio de la vorágine de la feria, apelando al gentil ofrecimiento de un expositor quien nos traslado en su camioneta.

Ni bien llegamos a la escuela, recorrimos la feria saludando a muchísima gente que nos daba la bienvenida y por primera vez sentí que una escuela de verdad puede hacer suya la famosa frase de tener “puertas abiertas” y convertirse “el segundo hogar” donde todo el mundo parecía sentirse muy cómodo.

Allí nos encontramos con Mayerlis, Enrique y otros narradores del la provincia del Neuquén, como la cálida Alicia López.

Lo sorprendente es que cada narrador tenía un aula designada para contar allí durante la semana y a un costado de la puerta de entrada se anunciaba con un atractivo cartel de madera y grabado en un finísimo estilo con pintura decorativa, el nombre de quien ocuparía ese espacio. Sentimos que en vida, se nos hacia un primer “homenaje”.

Conocimos allí también a Roberto Raab, quien durante nuestra estadía oficiaría de “guardaespaldas”, “guía de turismo”, “hermano mayor” y acompañante, quien abrió también las puertas de su casa -las casas nunca se cierran con llave en Chos Malal- para conocer a su familia y su mundo a través de cafés y licores que compartíamos cada noche en una deliciosa sobremesa, luego de conocer a diferentes artistas que nos sorprendían con variados shows, los que contribuyeron a que disfrutemos de conocer así su folklore y a su gente. Así fue como probamos el quemadillo (una mezcla de mate con bebidas alcohólicas), a las cantoras campesinas, con sus supersticiones, su música y su baile y grupos musicales donde no existían brechas generacionales.

Cada almuerzo y cada cena organizado en la escuela, es digno de comentar. Porque unas treinta personas trabajaron sin descanso en la cocina para deleitarnos con platos muy bien presentados, donde probamos manjares exquisitos que hicieron que nos sintamos en la corte de algún rey babilónico a lo que sumábamos enriquecedoras charlas entre escritores cuenta cuentos, libreros, docentes y directivos.

Al cierre de la feria, en un cálido acto, -con entonación de himno provincial y todo- se entregaron premios, reconocimientos y se presentaron libros. Tuve el privilegio de tomar la palabra y con mucho amor compartí un texto de Alejandra Oliver Gulle, a lo que agregué mis propias palabras que ilustraban lo inolvidable de la experiencia vivida.

Todos somos trashumantes. Vamos de aquí para allá. Y elegimos donde transitar la “veranada” y la “invernada” de nuestras vidas ¡Que lindo fue que los cuentos nos lleven a lugares que nunca soñamos conocer, y a gente tan cálida y hospitalaria como la de Chos Malal, en la provincia del Neuquén!

Encuentro de narradores de Villa María (Córdoba) “Villacuento”


Siempre soñé con un mundo sin fronteras. Convirtiéndome en un adulto casi casi pierdo por completo la ilusión. Menos mal que del quince al diecisiete de agosto estuve en el encuentro de narradores en Villa María, Córdoba, denominado “Villacuento”.

Con un poco de incertidumbre atravesé los límites de Buenos Aires, crucé Santa Fe y llegué
a Córdoba sin percibir lo de las fronteras, porque por suerte para hacer eso en el país todavía no se exigen tramites.

Con los pelos parados, ropa de viaje y “cara de almohada” llegué a “a docta”. Y bien docto fue el encuentro, pues se desarrolló en el impecable edificio que tiene la Universidad Nacional de Villa María.

Me recibieron unas señoras muy peinadas de peluquería, con un look Legrandesco que presuponiendo dijeron “¿usted es el sonidista?” y que cambiaron el gesto y el recibimiento con un abrazo calido al aclarar que era un narrador que venia a compartir el encuentro.

Todo estaba muy organizado, se notaba que había una especie de departamentalización, todo coordinado por Alicia, (aunque no era la única, pues pude comprobar eso de que detrás de toda gran mujer hay un “narrataxi” llamado René)
Alicia es la responsable de dictar el taller de narración oral que imparte el Programa de Extensión Universitaria para Adultos Mayores (PEUAM) con un concepto muy interesante: trabajar desde diversas disciplinas a fin de contribuir a una mejor calidad – y pude constatar que cantidad también- de vida.
En un acto inaugural con música en vivo, discursos sentidos, y presencia de autoridades, saltaron mis Lagrimas –y de soslayo vi que las de otros también-al ver el vinculo estrecho que existía entre docentes comprometidos, alumnos participativos y rectores de perfil bajo que abrieron las puertas de la universidad – y hasta la cafetería para convidar generosamente riquísimos desayunos antes de comenzar cada jornada.-
Todo me hizo replantear mi actividad docente, al ver que cuando se quiere, no existen trabas burocráticas para experiencias enriquecedoras. Fue un verdadero “encuentro” que sumó la asistencia y participación de gente local, de otras provincias y hasta de otro país.
No encontré brechas generacionales, pues la palabra hizo que no existan diferencias a la hora de participar de los talleres, las mesas redondas y hasta la cena de camaradería.

Villa María…ciudad atravesada por bulevares, con barcitos que invitan a encontrarse con amigos, con su estación de radio siempre abierta a quien quiera poner sus palabras, con su plaza colmada de adolescentes, con su gente transparente, su pulcritud, su apertura…
Villa María: la que hizo que vuelva a soñar con un mundo sin fronteras, y a la que seguro volveré a través de la magia y la ilusión de las palabras. (Por Raúl Cuevas)

lunes, 18 de mayo de 2009

Cuentos en el fin del mundo : Ushuaia. Tierra del Fuego






Por Raúl Cuevas
Hace un año estuve “turisteando” por toda la Patagonia y llegué a Ushuaia. Allí comí dulce de calafate.Una creencia popular dice que quien lo hace, regresa a esa ciudad. Yo no creía en esas cosas, pero así fue. El 25 de noviembre se cumplió. Esta vez volví como narrador, convocado por la Biblioteca Popular Sarmiento.Noté que allí llaman a las Bibliotecas, cariñosamente, “Biblio”. ¿Será por ese sentimiento que son tan completas, tan bonitas, y están llenas de gente que le aportan vida a través de sus ganas? Y ¿será por esa actitud que me sorprendió que el público infantil fuera tan lector y conociera la mayoría de los textos y autores de los cuentos que narraba? ¿Y que los pocos narradores –contados con los dedos de una mano- hayan empezado a contar sin proponérselo, sin tener referentes o modelos y de maneras absolutamente azarosas?Realmente, debo reconocer que me encantó, me emocionó y me hizo crecer esto de hacer una “gira” con los cuentos. Me sentí como el árbol del canelo que, por aquellas latitudes, necesita de la lenga para crecer bajo su amparo y protección. Todo el tiempo tuve muy presente a mi “lenga” que supo plantarme y hacerme desarrollar bajo sus observaciones, regándome generosamente con su maestría de narrador: sí, hablo de Claudio “Lenga” Ledesma. Y allí tuve la compañía de otros “árboles” que también rodean al canelo: los ñires y cohigües que me acompañaron, me llenaron de finas atenciones y de su agradable compañía. Por citar solo a algunos, puedo hablarles de Irma, una directora de Biblioteca que devino en asesora de imagen, encargada de prensa, enfermera y estuvo “conduciendo a Miss Daisy” todo el tiempo con su servicio “puerta a puerta”. Además, la Comisión Directiva hizo que cada día compartiera una comida con diferentes personalidades de la ciudad, como Victoria, una joven de setenta y tres años, nativa y amiga de los yámanas, los pobladores originarios; Irma –que también tiene otros nombres artísticos: Matilde y Agostina- que compartió a su extendida familia y me trató como si fuera su octavo hijo. Puedo mencionar también a María Julia, que me contó historias fueguinas mientras dábamos un paseo junto al lago Roca, y a Graciela, defensora acérrima del medio ambiente y los derechos del ciudadano, escaladora de montañas que colocó en cada pico un libro de cumbres para dejar mensajes en libretitas que están preservadas con estuches caseros, fabricados con envases vacíos de suero fisiológico y que me llevó a dar un paseo didáctico por los bosques del Parque Nacional, haciéndome degustar hongos que quitábamos de los árboles y -aunque no lo crean- también me invitó a comer… ¡flores! (les recomiendo que prueben las flores de las plantas que dan fruto: ¡son deliciosas!)Recuerdo también a Esther, tan simple, inteligente y hospitalaria; a Rosana, una funcionaria que prioriza el fomento de la cultura en la provincia de la que es representante, y a Fernanda, quien apostó a la intuición y la armonía. Puede ser que ahora crea en las leyendas populares. Esta vez no comí dulce, sino la mismísima flor del calafate. Por eso, creo que no tengo dentro de mí solo a sus pétalos, gineceo y androceos, sino a todo su pueblo, su cultura y sus puertas abiertas. Así que creo que pronto nos volveremos a ver con cuentos en el fin del mundo.

sábado, 16 de mayo de 2009

¿Quién es Raúl Cuevas?



Cuevas, Raúl Eduardo
Narrador oral y Cuentacuentos


Nació en Lanús, provincia de Buenos Aires en una tarde ventosa de 1973. Creció y vive en Avellaneda, donde desde los veinte años ejerce la docencia –contando números en el Nivel Secundario-; y de mas grandecito comenzó a contar historias, cuentos.
Cree que los vientos que lo trajeron al mundo hicieron que no sea de ningún cuadro de fútbol, que no mire televisión y que no sepa jugar al truco. Pero piensa que esos aires trajeron también a alguien que ama a la gente, el cine, el teatro, las máquinas de café, la avenida Corrientes y las cenas que terminan con un té y sobremesa entre amigos.


Sus maestros de narración oral fueron Claudio Ledesma y Claudia Stella. Además estudió música, pantomima, entrenamiento expresivo, oratoria y juegos teatrales.
El ámbito principal en el que se desempeña como narrador tiene que ver con su profesión, por lo que narra cuentos en instituciones de todos los niveles educativos, aunque también lo hace en hospitales, radios y Bibliotecas.
Participa como disertante en encuentros y jornadas profesionales. Recorre distintos puntos del país con sus historias.
Integró los grupos “Los alquimistas” y “L@s hi@s del gallo”.
En 2008 fundó el grupo “La Perorata”, pionero en presentar espectáculos en la ciudad de Lanús, provincia de Buenos Aires.
En 2009 grabó el CD "Leyendas americanas para chicos y grandes" junto a Claudia Stella y comenzó a dictar un taller para estimulación de la memoria de adultos mayores a través de la narración de cuentos.
En 2010 formo el grupo "Las Cuevas del Villano Juan" con el que se convirtio en becario del Fondo Nacional de las Artes.
Es miembro del Circulo de Cuentacuentos de Argentina; de la Red Internacional de cuentacuentos y coordinador del Festival Internacional de cuentacuentos de Argentina "Te doy mi palabra"